Desde el comienzo de la historia, la comunicación a sido un aspecto fundamental en la vida de cada ser vivo, tanto humanos como animales tienen distintas maneras de comunicarse, pero de igual forma este proceso conlleva a un mismo fin: Transmitir información; ya sea para transmitir datos relevantes que ayudan a la mejoría de la sociedad como también para transmitir sentimientos y emociones o algún dato curioso. Sin embargo, la comunicación no es un proceso tan simple como parece, en especial en los seres humanos; todas las personas tienen diferentes maneras de pensar, esto hace que la comunicación sea un proceso de suma complejidad, debido a que cada persona interpreta la información de forma distintas. Si la comunicación ya es un tema muy dificultoso en la vida cotidiana, para un profesional de la salud, que se encuentra en constante interacción con sus pacientes, lo es aún más.
El personal de salud va desarrollando muchas habilidades a lo largo de su carrera universitaria, tanto teóricas como prácticas, las habilidades comunicativas están dentro del desarrollo de las habilidades blandas del profesional, no obstante ¿Qué ocurriría si no logra desarrollar esta capacidad de comunicación? Las habilidades comunicativas en la relación médico(a)-paciente contribuyen en el logro de mejores respuestas y resultados en la salud mental, física, y social del usuario, aumenta el nivel de satisfacción del paciente y sus allegados, se cumple el plan terapéutico impuesto, disminuye el índice de error de los diagnósticos y de la misma forma el número de exámenes complementarios, ya que facilita la obtención de información(1); sin embargo, si esta habilidad no se encuentra bien desarrollada en el profesional, ocurría todo lo contrario, el medico no lograría entender la incertidumbre del paciente, causando insatisfacción en la atención recibida y esto desborda en la falta de adherencia al tratamiento. Cabe recalcar que, aunque el paciente no es quién para juzgar las capacidades profesionales del personal de salud, existen dos áreas de las cuales puede convertirse en el mejor juez de tal competencia: El dominio de la relación médico-paciente y las habilidades interpersonales. Se a realizado estudios sobre la relación significativa entre tal satisfacción y lo amable y simpático que puede llegar a ser el profesional, sus habilidades de comunicación, la explicación medica de la naturaleza de la enfermedad y el manejo adecuado de la preocupación y ansiedad del paciente (2). Como se puede analizar, aun cuando solo se señala el tema de la comunicación en el segundo aspecto, la verdad es que todos estos aspectos se relacionan con las habilidades comunicativas, que harían posible dicha satisfacción del paciente.
Muchas de las veces, en las consultas médicas, los pacientes suelen ocultarle información a su médico, ya sea por vergüenza, por el miedo a ser juzgados o por no querer involucrarse en un seguimiento dificultoso; cada aspecto requiere su propia conclusión por parte del personal sanitario, no obstante, se muestra claramente en estos casos la escasa confianza del usuario a su propio médico. La confianza está estrechamente ligada con la comunicación; cuando el médico deja al usuario expresar abiertamente su opinión, sus sentimientos, inquietudes y ansiedades, se crea un lazo de confianza entre médico-paciente, esto ocasiona que el médico identifique los problemas importantes de su paciente, generando una mayor satisfacción y así lograr que el paciente se adhiera al tratamiento, al final, el profesional de salud experimenta un mayor bienestar por los resultados adecuados en el manejo del paciente.
En conclusión, las habilidades comunicativas son el pilar en la relación médico-paciente y su incapacidad desbordaría múltiples consecuencias negativas de parte de los dos lados. Por una parte, el paciente experimentaría un mal rato en las consultas médicas, generando su desconfianza e insatisfacción, la falta de adhesión al tratamiento médico podría ocasionar graves resultados en su salud, ocasionando la muerte en el peor de los casos; por la otra, el médico encontraría una gran insatisfacción con su trabajo, se reportaría una mayor cantidad de entrevistas frustrantes y en el peor de los casos que sufra daño psicológico o físico. Para evitar experimentar estas vivencias negativas, el especialista debe desarrollar la competencia de la comunicación; universidades e institutos deben implementar en su maya curricular cursos que conlleven la practica de esta habilidad, para que el futuro profesional pueda desenvolverse de manera adecuada.
REFERENCIAS: